La rivalidad entre hermanos, tan antigua como la propia vida, se hace más evidente cuando ambos comparten intereses y ambiciones profesionales. Figuras históricas como Napoleón y José Bonaparte, en el mundo del pop con Michael y Latoya Jackson y en la ficción con Michael y Fredo Corleone. Siempre hay una figura que acapara todo el carisma y absorbe toda la atención, dejando a la otra tiritando de frío. En la era de los emprendedores mesiánicos, aquellos que acumulan riqueza hasta niveles nunca antes conocidos, la competitividad fraterna adquiere una nueva dimensión. Intentar mantenerse a la altura de alguien que no solo es absurdamente rico sino que tiene planes para el futuro de toda la humanidad es una tarea tan agotadora como fútil. A no ser que te apellides Musk, seas multimillonario y tengas un sombrero de cowboy.
