El tráfico y consumo de fentanilo se ha convertido en un problema de salud de primer orden en Estados Unidos, ha dado nuevas alas al narcotráfico internacional —especialmente a los poderosos carteles mexicanos—, ha creado inéditas tensiones internacionales y amenaza ahora con extenderse a una escala importante a Europa. Se trata de un escenario para que el que las autoridades europeas —a nivel comunitario y nacional— aún tienen margen de prevención. Sin alarmismo, pero siendo conscientes de la gravedad de la amenaza.
