Las operadoras móviles saben en todo momento dónde estamos. Necesitan conocer con precisión nuestra ubicación para poder redirigirnos las llamadas y prestarnos sus servicios. La cuestión es que algunas operadoras venden los datos así recopilados –se supone que debidamente anonimizados– a data brokers, compañías que se dedican a cruzar bases de datos para hacer perfilados de la población y poder segmentar mejor la publicidad.
