Lula da Silva, expresidente de Brasil, un líder carismático de la izquierda latinoamericana que una parte de sus compatriotas detesta, ha hablado este miércoles por primera vez tras la anulación de sus condenas por corrupción. “Sé que fui víctima de la mayor mentira jurídica en 500 años”, ha proclamado al principio de un discurso en el que ha recalcado que no siente odio, ni resentimiento. Y que el dolor que él siente palidece frente al sufrimiento de los brasileños que no tienen qué desayunar, comer o cenar o los parientes de los casi 270.000 fallecidos por coronavirus.