Los mosquitos invasores van tomando Europa. Cuatro especies del género Aedes (aegypti, albopictus, japonicus y koreicus) se han asentado en entornos urbanos del continente tras llegar, entre otras estrategias, a través del comercio de neumáticos usados o del de plantas vivas. Aprovechan cualquier acumulación de agua para reproducirse y han encontrado un ambiente favorable para su proliferación. Una investigación publicada en Insects (MDPI) señala un factor de riesgo más a la ya de por sí peligrosa expansión de especies extrañas: estos mosquitos prefieren la sangre humana. Entre el 36% y el 93% del alimento, según el mosquito, lo obtienen de las personas. Esta circunstancia los convierte en perfectos vectores para la transmisión de arbovirus (virus transmitidos por artrópodos) emergentes y causantes de enfermedades como dengue, chikungunya, zika, malaria, fiebre amarilla, encefalitis japonesa y filariasis linfática, entre otras muchas. Otra investigación ha determinado el mapa de riesgo para la expansión del virus del Nilo, causante de siete muertes el pasado año en España.
