Los Goya se acuerdan de Mario Casas

Es muy difícil pillar en un renuncio a Mario Casas. En las entrevistas no trae el discurso aprendido: titubea, vuelve sobre sus palabras, reflexiona… Pero jamás dice algo de más. La industria le quiere: mete a gente en las salas, es disciplinado y trabajador, meticuloso (Alberto Rodríguez, que le dirigió en Grupo 7, bromea recordando que llegó a rehuirle al salir de los ensayos para descansar de sus preguntas) y buen tipo (su principal rival en los Goya, Javier Cámara, dice: “Adoro a Mario”). Y sin embargo, su candidatura a mejor actor en los Goya por No matarás es la primera de su carrera, algo que llama poderosamente la atención, menos a Casas (A Coruña, 34 años). ¿Nunca sintió que se le escapaba una nominación? “No [radical]. Cada uno tiene su camino, y se ha dado este año. Entiendo que mis compañeros valoran esta vez en No matarás y en El practicante la variedad de trabajos. Mira, yo me lo planteo de otra forma: ¡cada temporada te peleas con los más grandes! Yo ya no soy revelación [carcajada]. ¿A quién quitas de Banderas, Tosar, Bardem, Cámara, Gutiérrez, De la Torre…? Ellos tienen un peso y una sabiduría”.

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El gran chasco de su carrera

Mario Casas y María Valverde, en 'La mula'.

No hay una película en la filmografía de Mario Casas que le provoque sentimientos tan encontrados como La mula (2013), un drama sobre la Guerra Civil basado en la novela de Juan Eslava Galán. “Fue un rodaje… tremendo. En realidad, mucho lo he olvidado o lo he querido olvidar. Es el mayor chasco en esta profesión, y pasó además cuando era joven. También sirvió para aprender, desde luego. Estaba en una película maravillosa, y de repente me la, mejor, nos la arrebataron”. Casas se refiere a que a mitad de la filmación, el director, el británico Michael Radford (El cartero y Pablo Neruda, El mercader de Venecia, 1984, abandonó su puesto porque la parte española no aportó el dinero pactado. Acabó la película un realizador encapuchado. “Y curiosamente, mi personaje, aquel Juan Castro, es del que más contento estoy. Si hubiera habido un making off se habría visto que la realidad superó la ficción. Pasó de todo. Una pena”.

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