Lo que Victoria Abril dice de nosotros

Hay un estilo en el habla que se impuso en la vida nocturna de los ochenta y como inevitable consecuencia en las comedias del momento que aún sigue imperando en ciertos ambientes. Victoria Abril dio esta semana buena muestra de ello. Se trata, entre otras gracias, de trufar el discurso con expresiones del tipo, “mira, cariño”, “mira, bonita”, “ay, mari”, para que parezca desparpajo lo que tan solo es arrogancia y una mal disimulada agresividad. Son personas que parecen estar advirtiéndote de que te pueden faltar al respeto en cualquier momento cuando la realidad es que ya te lo están faltando. Algunos incautos perciben a las reinas y reyes del desparpajo como transmisores de una gran verdad, por eso conviene desconfiar por sistema de los charlatanes que venden verdades de mercadillo. La verdad, por esencial que esta sea, siempre suena en un tono más bajo. A mí el discursito de Abril no me sorprendió, corresponde a ese tipo de artista que considera parte de su trabajo dar la nota, pero me pareció a un tiempo propio de una tendencia al alza, la de los predicadores de la desconfianza a todo lo que suene a científico, probado, documentado.

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