Las prisiones sin guardas ni armas de Brasil vistas por dentro

El hombre que custodia las llaves viste camiseta y pantalón largo pese al bochornoso calor del norte de Brasil. Tiene mascarilla y una condena a 30 años de cárcel por homicidio. Con gesto formal, abre y cierra los portones de hierro a las personas autorizadas a visitar el ala de régimen cerrado de esta pequeña cárcel, ubicada en Paço do Lumiar (Maranhão). Cuando cierra el primero, abre el segundo. Después de que los visitantes se hayan ido, él se quedará del lado de adentro y, en unos días, otro recluso como él será el guarda de turno. Está en una prisión diferente, sin armas ni policías, pero oficial, donde presos condenados incluso por asesinato, violación o pederastia cumplen sus penas.

Seguir leyendo

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *