Cuesta trabajo creer que alguien con el instinto político que caracteriza al presidente Andrés Manuel López Obrador haya terminado envuelto en un encontronazo con el movimiento feminista en el que nada tiene que ganar y bastante que perder. Inexplicable digo, porque en realidad se metió al embrollo por su propia iniciativa. Y peor aún, todo indica que entre más esfuerzos hace para salir de él, más descontento genera entre las muchas mujeres agraviadas.
