El movimiento feminista, la más fuerte oposición en México

Me pregunto cómo puedo ocupar ese pequeño espacio que ocupé en la marcha del 8M del año pasado desde este espacio en el periódico. Cómo podemos hacer para que nuestras trincheras, nuestras muy diversas trincheras, sean las calles que no podremos pisar esta vez. Cómo hacer para que las palabras escritas se oigan y resuenen fuerte como resuenan en las calles ahora que no podremos poner nuestros cuerpos. Me acuerdo de la fuerza que sentí el año pasado durante la marcha histórica que desde el punto de vista de un dron se miraban las calles llenas, pintadas del verde y violeta de los pañuelos, en una ciudad que florece en feminismo y jacarandas. Desde el punto de vista a pie, recuerdo la conmoción al escuchar por primera vez la “Canción sin miedo” de Vivir Quintana (entonces sin saber que era de ella), en voz de un grupo de chicas que venían leyendo la letra en sus celulares, algunas de ellas en pequeños grupos compartiendo un teléfono, esa canción que se filtró ese día en grupos de whatsapp y que más tarde estalló como uno de los himnos feministas.

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