Crisis en la industria textil: un 2021 con la moda de hace un año

El año 2020 desnudó a la industria textil en todo el mundo. Los confinamientos primero y las restricciones comerciales y de ocio después, así como el teletrabajo y las malas perspectivas económicas, dejaron al mínimo las ganas de estrenar ropa y las ocasiones para hacerlo. El resultado es que medio mundo se pasó buena parte del año en casa en chándal. Se compró mucho por internet, sí, pero ni de lejos lo suficiente como para compensar el desplome, que se llevó globalmente el 30% de las ventas y el 90% del beneficio de las empresas del sector, según un cálculo de la consultora McKinsey. La llegada de las vacunas a finales de año devolvió la esperanza al sector, pero su lento desarrollo puede alargar la agonía, al menos hasta el verano. Incertidumbre es la palabra más repetida entre los directivos y expertos consultados sobre la marcha del negocio en 2021, cuando todavía no se logrará recuperar el terreno perdido. El negocio además, experimentará cambios: producción más cercana, suministros más flexibles, colecciones más cortas, más básicas y duraderas, probablemente menos sujetas a las temporadas y más a la sostenibilidad.

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