Brian Armstrong, cofundador y director ejecutivo de Coinbase, una billetera digital para almacenar bitcoins, no es solo el último recién llegado al club de los milmillonarios: también es la estrella emergente de las tecnológicas. Armstrong (38 años) se da un aire a Marck Zuckerberg: esa imagen barbilampiña y visionaria de jóvenes prodigios con una misión que va más allá del negocio y se adentra en la revolución de las costumbres. Como el primer ejecutivo de Facebook, también está dispuesto a transformar radicalmente un hábito inveterado, en su caso el del uso del dinero, dándole una dimensión aún insondable.