Apoteosis de la ignorancia

Ya nos advirtió Donald Rumsfeld, el poeta de la guerra global contra el terrorismo cuando se hallaba a cargo del Pentágono. El peligro no viene de lo que sabemos, ni siquiera de lo que no sabemos, sino de las cosas desconocidas que no conocemos. Gracias a este tipo de silogismos, George W. Bush se lanzó a la guerra de Irak en 2003 en busca de unas armas de destrucción masiva que no existían, pero que bien pudieron existir. Quienes pedían las pruebas de que Sadam Hussein merecía ser derrocado y su país invadido, porque además de las peligrosas armas también se le hacía responsable de los ataques del 11-S, recibían como respuesta que eran ellos quienes debían presentar las pruebas de la inocencia del dictador iraquí.

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