Fracasada la revuelta del 6 de enero y consumada dos semanas después la investidura de Joe Biden, la realidad se empeña en arruinar las delirantes profecías de los seguidores de QAnon, que vaticinan un regreso triunfal de Donald Trump para aplastar a unas fantasiosas élites corruptas que mueven los hilos del país. Una nueva amenaza que apuntaba a la jornada de este jueves ha puesto en alerta a la policía del Capitolio y ha llevado a la Cámara baja a suspender sus sesiones. Estados Unidos se enfrenta a la amenaza duradera de un extremismo, cada vez más arrinconado y más fanático, que brota y crece dentro de sus propias fronteras.
