“Mi mamá también fue un ‘falso positivo’ del Ejército colombiano”

Los estímulos que ofrecía el Ejército colombiano a los militares para que sumaran muertos a la lista de guerrilleros abatidos en combate se llevaron por delante la vida de miles de civiles. Sin importar el género ni la edad cualquiera podía terminar asesinado y presentado como subversivo. A la mamá de Marino Mazo se la llevaron el 20 de mayo de 2004. Dos días después, apareció en una morgue disfrazada con un uniforme camuflado sobre un jean y una camiseta gris. En la radio de Cocorná –el pueblo en el que la encontraron– las noticias la presentaban como una guerrillera dada de baja en un intercambio de disparos con los militares.

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