Si algo parece verdadero y es aceptado como verdadero, se convierte en verdadero. Esa máxima -en la que resuena El hombre que mató a Liberty Valance, por aquello de que en el Oeste, cuando la leyenda se convierte en hecho, se imprime la leyenda-, era lo que guiaba a Mark Hofmann a decir de un antiguo socio suyo que nunca se olió que trabajaba con el Messi de los falsificadores de documentos antiguos. Lo cuenta en el documental Mark Hofman: un falsificador entre mormones, estrenado en Netflix la semana pasada. Hofmann fabricó papeles atribuidos a más de un centenar de personajes históricos, de Mark Twain a Abraham Lincoln, y se especializó en documentos de la historia de los mormones, hasta que, a mediados de los ochenta, sus embustes le llevaron a un callejón sin salida y, como a Jean-Claude Romand, otro rey de los impostores que Emmanuel Carrère perfiló en El adversario, al asesinato.