La opinión pública británica ha comenzado a perder la paciencia con el trato dispensado a las mujeres por algunos países del golfo Pérsico, y la presión se ha trasladado al Gobierno de Boris Johnson. A la campaña por la liberación de la princesa Latifa y su hermana Shamsa, retenidas por su padre el emir de Dubái, el jeque Mohamed Bin Rashid al Maktum, se suman ahora las peticiones a favor de la princesa saudí Basmah Bint Saud y de su hija Sohoud Al Sharif. Ambas, que tienen permiso de residencia británico, llevan dos años encerradas en la prisión de alta seguridad de Al Hair, en Riad (Arabia Saudí).