”Algún recado se le puede mandar llegado el momento”. El 2 de noviembre de 2017, el día antes de que fuera detenido en la Operación Tándem como presunto cabecilla de una trama parapolicial, el comisario jubilado José Manuel Villarejo mantuvo una conversación telefónica con otro agente retirado que, en aquel momento, era investigado por un juzgado de Madrid. Villarejo y su interlocutor hablaban de una comisión de 300.000 euros, de dinero oculto, de armas ilegales y de una persona que había delatado al segundo policía y contra el que el comisario proponía lanzar una campaña de descrédito. “Un curro como Dios manda, para ponerlo patas arriba”, se escucha a Villarejo decir en la grabación de esta conversación, que quedó guardada en la memoria del teléfono y que cayó en manos de la policía cuando fue arrestado. Era a esa persona a la que el comisario proponía mandar el “recado”.
