Durante casi tres años Cristiano Ronaldo fue ensalzado como la figura providencial que impulsaría al fútbol italiano hacia su renacimiento económico y deportivo. Desde el martes por la noche, con la Juventus eliminada de la Champions sin pasar de cuartos por tercer año consecutivo, la misma maquinaria que lo promocionó se ha vuelto contra él. Incluso Andrea Pirlo, su entrenador, se revolvió en el incendio cuando expresó sutilmente la ruptura que sucede a las decepciones irreparables: “Normalmente, jugar con Cristiano supone saltar al campo con el 1-0 a favor. Es una pena que un campeón como él no nos haya podido clasificar para la siguiente fase”.
