La estrategia de la Unión Europea frente a la crisis sanitaria del coronavirus se resquebraja por momentos en casi todos sus frentes. Varios países de Europa central, con Hungría al frente, se han desmarcado de la cartera de vacunas negociada por la Comisión Europea y están apostando por los antídotos desarrollados en Rusia y China; Austria y Dinamarca también preparan una alianza con Israel para desarrollar su propia capacidad nacional de producción y reducir la dependencia de las fábricas europeas; y Francia y el Benelux rechazan de entrada la creación de un pasaporte sanitario aun antes de que Bruselas haga oficial su propuesta. El riesgo de estampida dentro de la Unión y del sálvese quien pueda vuelve a cotizar al alza, como al principio de la pandemia.
