“Nadie es intocable”, desliza una fuente de la Casa de Nariño, la residencia presidencial de Colombia. Gustavo Petro quiere resultados en el corto plazo que saquen del letargo a su Gobierno y para ello no dudará en prescindir de quien sea necesario, como ha sido el caso de Danilo Rueda, el comisionado de Paz al que ha destituido de la noche a la mañana y sin mayor consideración. Los miembros del Gabinete saben que, llegados a este punto, ninguno es indispensable. El presidente, insisten estas mismas fuentes, considera que todo marcha muy despacio y que ya ha dado demasiado tiempo a algunos proyectos que no terminan de arrancar. El ministro que no cumpla con esos plazos tendrá los días contados.
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