“Durante mi niñez mi padre me pegó, me insultó y me humilló”. La autobiografía de la escritora de literatura infantil Galia Oz ha levantado ampollas en Israel, donde la memoria del novelista Amos Oz, fallecido hace poco más de dos años a causa de un cáncer, es preservada como una gloria nacional con proyección universal, y como icono de la izquierda pacifista. Las acusaciones contenidas en las páginas de Algo disfrazado como amor –”no era una pérdida pasajera de control ni una bofetada aquí o allá, sino una rutina sádica”– no son menores. La conmoción que ha causado en el Estado judío su publicación se ha manifestado, sin embargo, con el distanciamiento con que se observan los secretos de familia.
