India ataca a los activistas del clima con la ayuda de las grandes tecnológicas

Las cámaras que se amontonaban frente a la enorme prisión de Tihar, en Nueva Delhi, evocaban el frenesí mediático esperable cuando se trata de un primer ministro atrapado en un escándalo de corrupción o quizá una estrella de Bollywood a la que han pillado en una cama que no era la suya. Pero las cámaras esperaban a Disha Ravi, una activista del clima de 22 años, vegana y amante de la naturaleza, que, sin proponérselo, ha acabado en medio de una aventura legal digna de Orwell, compuesta por acusaciones de sedición, incitación y participación en una conspiración internacional que incluye, entre otros, a agricultores indios en rebelión, la estrella mundial Rihanna, supuestos planes contra el yoga y el chai, el separatismo sij y Greta Thunberg.

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