El rechazo a entrar en los campamentos de acogida en Canarias lleva a cientos de migrantes a vivir en la calle

El senegalés Ousmane Diop, de 27 años, llegó a Canarias hace cuatro meses. Se alojó en dos apartamentos de Puerto Rico, en el sur soleado y turístico de Gran Canaria, hasta que le comunicaron que le trasladarían al macrocampamento de Las Raíces, en La Laguna (Tenerife), un complejo militar donde caben 1.400 personas. “En el hotel no hacía nada más que dormir y comer. Y en el campamento iba a ser peor y de ahí nos iban a mandar de vuelta a Senegal”, asegura. Su intención es prepararse para ser soldador, y para lograrlo ha preferido buscarse la vida por su cuenta. Aunque eso suponga dormir en la calle. Pasó tres días al raso en Puerto Rico, y después se trasladó a Las Palmas de Gran Canaria. Sigue sin alojamiento.

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