El 17% de la comida disponible para los consumidores termina en la basura de los hogares, los comercios, los restaurantes y otros servicios de alimentación. En concreto, alrededor de 931 millones de toneladas de alimentos acabaron desperdiciándose en el mundo en 2019, sin contar las pérdidas generadas durante la producción y transporte. Así lo indica un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) presentado este jueves que denuncia las implicaciones sociales y medioambientales que tiene este derroche. Mientras se pierden esas cantidades ingentes de alimentos, 690 millones de personas en el mundo (casi el 9% de la población) sufre problemas de hambre.
