El comercio internacional deja atrás la crisis

El reloj de la historia se aceleró de improviso en 2020. En solo un trimestre, el segundo, la eurozona se dejó por el camino el 15% de su PIB, tres veces más que en el peor momento de la Gran Recesión. En paralelo, la digitalización de la vida cotidiana recorrió en semanas un camino que en condiciones normales habría durado años y las empresas se adaptaron, a la fuerza, a un nuevo entorno del todo desconocido. El comercio mundial, uno de los mejores termómetros de la salud económica en tiempos globalizados, no ha sido ajeno a esas aguas turbulentas: empezó a flaquear en marzo, se despeñó un 12% en abril —con los cerrojazos extendiéndose por medio mundo— y tocó mínimos en mayo, cuando la actividad comercial global cayó hasta niveles de una década atrás. Pero su recuperación desde entonces ha sido tan rápida como el desplome inicial: en noviembre ya recuperó el nivel precrisis y a cierre de 2020 los volúmenes de mercancías intercambiados en todo el mundo igualaban ya los de verano de 2019 —cuando una pandemia sonaba poco menos que a trompetas del apocalipsis—, según las cifras publicadas este jueves por el prestigioso centro de análisis neerlandés CPB.

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