El City cabalga solo

Además de servir de fuente de ingresos, los hinchas que antes de la pandemia llenaban los estadios obligaban a sus jugadores con la premura ancestral de las amenazas multitudinarias. Amenaza de desprecio, de abucheo, de ajuste de cuentas sentimental, cuando no físico, la presión emocional también garantizaba partidos tensos. Sin gente en las gradas afloraron espectáculos enrarecidos. Desalmados como este encuentro que la UEFA organizó en Budapest y al que acudieron como forzados los futbolistas del Borussia Mönchengladbach a exhibir lo que parecía una indiferencia más o menos indisimulada para que sus colegas del Manchester City les pintaron la cara sin encontrar apenas resistencia. El encuentro —resuelto sin una sola tarjeta, con dos centros a pierna cambiada de Cancelo y otras tantas intervenciones de Bernardo Silva en el segundo palo— tuvo carácter unidireccional. No da la impresión de que este cruce reserve alguna emoción.

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