El 23-F contado por un asaltante y un asaltado

Entre los asaltantes del Congreso había, aquel 23-F, uno que deseaba con todas sus fuerzas que los que le habían hecho recoger por primera vez la dotación completa de armamento —pistola reglamentaria con dos cargadores y metralleta con ocho cargadores de 30 balas cada uno—; subir a un autobús —donde escuchó a uno de sus compañeros gritar: “¡prepárate, Carrillo!”— e interrumpir a tiros la investidura del presidente Leopoldo Calvo Sotelo, perdieran aquella partida contra la democracia. “A mí, ese día, lo que me daba miedo era que volviera la dictadura”, cuenta José Antonio Iglesias, de 71 años. “Yo veía que si el golpe iba para adelante íbamos a perder la libertad”. Buscándola se había ido de España muy joven. “En Londres tuve la suerte de ver el mejor concierto de mi vida, los Rolling en Hyde Park, en 1969. Impresionante”. Allí conoció a su mujer y nació su hijo. Muerto Franco y tras una mala racha en Alemania, decidió volver a España y dar una alegría a su padre, guardia civil. Ingresó en el cuerpo e hizo el curso de tráfico.

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