El cura Matías Quintana estaba comiendo cuando las paredes de su casa volaron por los aires tras un fuerte estruendo. Segundos después, se levantó aturdido. Agarró el móvil con su mano y dispuso a grabar lo que había pasado a su alrededor. Pensó que se iba a morir. Envió un vídeo a su familia en modo de despedida. “Recen por mí”, les pidió con voz serena.
