Que el espacio incide en nuestra salud y estado de ánimo es una realidad probada que estudian disciplinas como la psicogeografía y el urbanismo. Las restricciones de movilidad nos han anclado a una localidad específica. Cada sociedad produce un espacio —decía Lefebvre—. No se puede cambiar la sociedad sin cambiar el espacio y solo un cambio del espacio provoca un cambio social. ¿Cómo queremos que sea entonces nuestra sociedad?
