Un pequeño grupo de migrantes saluda tímidamente desde un enorme autobús que pone rumbo a la garita fronteriza de San Ysidro, en San Diego (California). Son los primeros que entran a Estados Unidos con casos activos en los Protocolos de Protección de Migrantes (MPP, por sus siglas en inglés), un programa implementado por Donald Trump por el que su país devolvió a México a más de 71.000 solicitantes de asilo, la mayoría centroamericanos, y con el que su sucesor, Joe Biden, prometió acabar en sus primeros días en la Casa Blanca.
