El Barça se batió como un campeón en París. Jugó muy bien y, sin embargo, ni siquiera ganó el partido después de opositar a remontar ante un afortunado PSG. La actuación azulgrana resultó convincente y luminosa en el escaparate de Europa. El contraste con el subcampeón resultó abrumador en una cita sin trofeo ni corona, condicionada por el 1-4 del Camp Nou. El resultado de la ida fue un alivio para el campeón francés, que en la vuelta especuló con el marcador, sometido por el excelente fútbol del Barça.
