A la caza del último nazi en Estados Unidos

Friedrich Karl Berger llegó a Estados Unidos en 1959 como uno más de esos millones de inmigrantes europeos que por entonces se buscaron la vida en este rico trozo de mundo. Al acabar la Segunda Guerra Mundial recaló primero en Canadá, procedente de Alemania, pero luego se estableció en Oak Ridge, una pequeña ciudad de Tennessee. Allí creó un hogar junto a su esposa y su hija, trabajó fabricando máquinas pelacables y se convirtió en un miembro más de esa comunidad prototípica de suburbio americano. Allí se jubiló y enviudó, allí se convirtió en abuelo y allí, cerrando el ciclo de cualquier biografía corriente, estaba Friedrich Karl Berger destinado a morir. Pero el pasado sábado, con 95 años, la justicia lo deportó a su país de origen por haber servido como guardia nazi del campo de concentración de Neuengamme, cerca de Hamburgo.

Seguir leyendo

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *