Un misterio llamado Carmen Laforet

De nuevo, Carmen Laforet. Este es el año del centenario de su nacimiento, ocurrido un 6 de septiembre, en Barcelona, en un piso de la calle de Aribau al que volvería de joven huyendo de una experiencia familiar incómoda y que se haría célebre después de Nada. Su padre, Eduardo Laforet, un arquitecto atractivo y seductor, se casó a los pocos meses de quedar viudo de Teodora Díaz, madre de los tres hijos del matrimonio, y el revuelo en Las Palmas, donde vivía la familia desde 1923, fue notable pues era un hombre muy conocido en la ciudad. Sin embargo, los celos y las tiranteces entre la nueva esposa y los todavía muy jóvenes hijos de Teodora hicieron de aquella nueva aventura conyugal una experiencia difícil.

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Cuentos, hijos y artículos

Carmen Laforet colabora en la revista ‘Destino’ entre 1948 y 1953, algo más de cuatro años, y lo hace en paralelo a sus colaboraciones en el diario Informaciones de Madrid, la escritura de sus chejovianos y maravillosos cuentos y el peso pesado que significaba escribir su segunda novela. Es su periodo de mayor actividad literaria, entre los 27 y los 32 años, tiene a sus tres primeros hijos y no hay entrevista donde no se le pregunte por el porvenir literario de Andrea (léase el artículo titulado ‘La continuación’, donde deja claro que nadie la espere porque Andrea ha muerto con el libro).

Lo más sorprendente de aquellas colaboraciones regulares es que ni una sola vez menciona su novela. Ni ‘Nada’ ni la experiencia que la gestó existen en sus artículos, contratados sin embargo bajo el impacto que la obra tuvo en la sociedad española. Vergés le había propuesto un artículo semanal escrito con la mirada femenina del mundo que tenía Andrea. Y Laforet se esfuerza en desarrollar un atractivo aunque epocal punto de vista femenino. Lo hace en función de una actualidad sui generis a partir de la cual van surgiendo reflexiones e interrelaciones que parecen casuales pero que se ofrecen a la experiencia lectora como una trama llena de sentido e intención. Sus artículos son ligeros como volutas de humo, pero abren pista al papel de la mujer en el mundo. Prudente y firmemente a la vez. La vívida relación de la escritora con el paisaje y el clima —el aire frío de una mañana, la gran soledad de la tarde …— ocupan un importante espacio en su escritura y está todavía por estudiar.

Ahora, aquellos interesantes artículos de ‘Destino’ se publican recogidos en ‘Puntos de vista de una mujer’, un volumen de cuya edición no haré comentarios. Basta con echar un vistazo a la escueta bibliografía para atar cabos y comprender el sectarismo con que se ha preparado: no se cita la edición más completa de ‘Nada’ —la de de Domingo Ródenas para Crítica— y la biografía de la escritora se limita al añejo librillo de su hijo, Agustín Cerezales.

Al no recurrir las editoras al contexto biográfico, el volumen carece de una imprescindible contextualización. Unos artículos escritos regularmente en un periodo de tiempo determinado no son comparables a una novela que tal vez sí pueda considerarse sin conocer nada más. Confiemos en que ese sectarismo no sea la tónica dominante del año laforetiano.

Puntos de vista de una mujer

Carmen Laforet. Edición de Ana Cabello y Blanca Ripoll. Prólogo de Inés Martín Rodrigo.
Destino, 2021. 414 páginas. 20 euros.

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