El presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, ha llevado al plano de la guerra discursiva las recientes muestras de la crisis que atraviesa a Chiapas, en el sureste mexicano, puerta de acceso de Centroamérica y cuna del movimiento zapatista. El mandatario ha reconocido que en ese Estado, sí, se libra una lucha entre grupos del crimen organizado; no los ha mencionado por su nombre, pero todos los indicios apuntan a una disputa entre los cárteles de Sinaloa y el de Jalisco Nueva Generación (CJNG), los más poderosos y sanguinarios de México. López Obrador ha asegurado, sin embargo, que es mayor la propaganda en torno a la guerra criminal que el dominio real de los narcos; que los voceros de la derecha magnifican el asunto. “Le vamos a dar respuesta a lo que ha difundido mucho la derecha, el bloque conservador, que es un fenómeno, porque se trata de cómo se extiende una noticia y sobre todo la reproducen quienes están en contra de la transformación, los conservadores”, ha dicho López Obrador este lunes en su conferencia.
