Mientras todos los focos están puestos en el Congreso y en la investidura fallida de Alberto Núñez Feijóo, los negociadores de Pedro Sánchez trabajan discretamente para acelerar las negociaciones en cuanto fracase el líder del PP y lograr que la “investidura auténtica”, como la definió el propio presidente en funciones hace dos semanas, pueda llegar cuanto antes, si es posible en octubre. No hay nada cerrado, y todo depende de la negociación con los independentistas catalanes, la más complicada, centrada especialmente en la amnistía definitiva para los implicados en el procés, pero las sensaciones que transmiten en el Gobierno y el PSOE dan la idea de que, si nada se tuerce, todo podría llegar muy rápido.
