La cuenta atrás está en marcha. El nuevo año fiscal de Estados Unidos empieza el 1 de octubre y el Congreso no ha aprobado aún las leyes que habilitan el gasto para el nuevo ejercicio. El presidente de la Cámara de Representantes, Kevin McCarthy, no ha logrado para sus propuestas el apoyo del ala dura republicana, espoleada por el expresidente Donald Trump. La veintena de representantes más radicales exigen recortes drásticos de gasto que ni parte de sus compañeros de partido ni el Senado, de mayoría demócrata, están dispuestos a aceptar. Queda solo esta semana para lograr un acuerdo que parece muy difícil. Incluso la alternativa de una prórroga temporal de las partidas de gasto está de momento bloqueada, lo que amenaza con provocar el llamado cierre del Gobierno, esto es, la suspensión de parte de los servicios públicos no esenciales y del pago de los sueldos a los funcionarios de la Administración federal. La Casa Blanca ya se prepara para lo peor.
