Educación superior en América Latina: ¿se acabó la fiesta?

Si los Gobiernos, rectores, estudiantes, padres de familia, empleadores y, en general, la sociedad, quieren que la educación superior que reciben los jóvenes latinoamericanos siga siendo una vía para mejorar sus trayectorias personales y profesionales y para que los países crezcan de manera productiva y sostenible, van a tener que mover el paradigma. Y no se trata solamente de los saldos que deje la pandemia en términos de deserción, pérdidas de aprendizaje, costos socioemocionales y contracción económica y del empleo, sino también, y más relevante, porque desde hace unos años el modelo tradicional de provisión de estudios superiores ha venido cambiando de manera irreversible. Por tanto, todos los actores involucrados en este campo tendrán que afrontar los retos que la crisis sanitaria y económica presenta, ser mucho más creativos para inventar el nuevo paradigma y acelerar, en su caso, la transición hacia lo que demandarán las próximas décadas. Veamos.

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