Antes de que la humanidad comenzara a usar los sobres modernos para guardar cartas y documentos, la única manera de proteger y conservar la privacidad de los mensajes era doblar de forma compleja el papel en el que estaba escrita la información. Este sistema de seguridad, que funcionó durante varios siglos hasta la década de 1830 y sirvió para que los destinatarios se dieran cuenta de si alguien había leído lo que no le correspondía, se llamó en los países anglosajones letterlocking (bloqueo de cartas en español). Hasta ahora, las cartas antiguas, sin sobre y selladas con pliegues y dobleces especiales, solo se podían leer cortando y a menudo dañando los documentos históricos.